miércoles, 19 de agosto de 2009

Historia de Estella-Lizarra (I)








Situación: La población queda emplazada aprovechando un meandro del río Ega, entre la colina de Lizarra y la Peña de los Castillos.

Estella constituye uno de los conjuntos urbanísticos y monumentales más importantes de Navarra.
Estella es una ciudad que refleja en su modelo urbano las formas comunes a todas las ciudades europeas . Era un lugar de residencia amparado por sus murallas y su castillo, e ideal para las relaciones comerciales en torno a su mercado.

Estella se desarrolla en la Edad Media, luego sufre un estancamiento a lo largo de la Edad Moderna que la hace llegar hasta nuestros días con una fisonomía y unas funciones enraizadas en el pasado.

En el momento presente sus funciones se han desarrollado, mientras que aún guarda parte de esa apariencia antigua. La configuración de los distintos burgos dio lugar a un trazado urbano típicamente medieval en la ciudad que en su desarrollo se vio condicionada por el gran meandro del río, la colina de Lizarra y la roca de los Castillos.

Nada sabemos de Estella hasta el siglo XI. Debió ser un poblado de importancia escasa, acaso de origen romano, del que no sabemos nada.

En este núcleo de población llamado inicialmente Lizarrara y después Lizarra (fresno), gobernaba el territorio un representante del monarca. En el año 1024 era Semeno Ogoaiz.

Desde una torre situada en la peña menor del castillo de Zalatambor, los tenentes cuidaban de una tierra que era propiedad del rey, no de señores particulares, laicos o eclesiásticos. Sus habitantes eran campesinos y dependían del Rey de Navarra. Su idioma era el vascuence.

Parece que esta protección real ayudó al asentamiento de gentes en las riberas del Ega, documentadas ya en 1076. El fenómeno se desarrolla cuando hubo condiciones de seguridad para el comercio, cosa que en el Reino no se dio hasta ese s.XI. Ese núcleo incipiente, asentado bajo la peña, a la orilla derecha del Ega, entre 1077 y 1084 pasa a denominarse Estella.

Sancho Ramírez, Rey de pamploneses y aragoneses , otorgó en el año 1090 a esa población un fuero derivado del de Jaca, destinado a potenciar y fomentar el asentamiento de francos (hombres exentos del pago de impuestos ( privilegio franco).

El fuero crea unas favorables condiciones jurídicas para facilitar el asentamiento de los nuevos llegados.

Del Fuero de Estella se conserva una copia del siglo XII en el archivo municipal.

Se convirtió por tanto, en un núcleo habitado en la larga etapa que media entre la capital del Reino y los límites de Castilla (aprovechando así el Camino de Santiago como fuente de riquezas y también su estratégico enclave decisivo en la defensa del reino de Navarra frente a Castilla), aún a pesar de la oposición de los monjes de San juan de la Peña, que querían que el rey fundase la ciudad en sus posesiones de Zarapuz (a medio camino entre Villatuerta e Irache, lugar por donde originariamente pasaba el Camino de Santiago antes de ser desplazado hacia Estella).

El rey procuró compensar al monasterio otorgándole los derechos de las iglesias, lo cual fue causa del litigio entre los monjes de este cenobio y el obispo de Pamplona.

Esta ciudad nacida para y por el Camino de Santiago, contaba con hospitales, mesones, tiendas...

Esta actividad urbanística, hospitalaria, comercial y religiosa conoció en los siglos XII XIII un desarrollo artístico de calidad y cantidad. De ahí el carácter de ciudad monumental que Estella conserva.

El hecho de que Estella fuese el punto final de la tercera etapa del Camino de Santiago en España dio auge a la ciudad. Los peregrinos encontraban en ella todo lo necesario para sus necesidades, corporales y espirituales.

En este momento vienen franceses del sur de Francia estableciéndose en el barrio de San Martín (San Pedro). Parece ser que son de la región de Aubernia y de Le Puy. Esta población franca se coloca en torno a la rúa de las tiendas, eje comercial y de la ruta de peregrinación.

También se forma una incipiente comunidad judía, atraída por el Camino de Santiago y su auge comercial, aunque parece ser que los judíos ya vivían en estos parajes antes de estas fechas.

Adquirió tal auge esta zona del Camino, que la primera iglesia que se fundó fue San Pedro de la Rúa, llamada así para distinguirla de la de San Pedro de Lizarra. Se le añadieron las iglesias del Santo Sepulcro y San Nicolás en los extremos de la Rúa, eje principal del barrio de San Martín.

A la salida los francos levantaron el Santuario de Rocamador y en el siglo XIII se levanta el convento de Santo Domingo, antigua fortaleza y residencia real.

Pronto la nueva población empezó a levantar muros que la protegiesen, a la par que la primitiva torre asentada sobre la peña que domina la ciudad se ampliaba hasta convertirse en un castillo fuerte.

Estella era una pieza clave en la defensa de la frontera con Castilla como punto fuerte destinado a controlar cualquier penetración en el corazón del reino. Su guarda se confiaba a personajes importantes del reino.

En su centro, a lo largo del s. XII, se levanta San Pedro y un palacio para el rey .

En sus extremos: San Nicolás al oeste y el Santo Sepulcro hacia el este, y debajo del castillo real Santa María Jus del Castillo. Un conjunto dominado por el Románico final que apunta maneras góticas.

Al amparo de esas parroquias se levantaron hospederías y hospitales con sus cofradías para atender a los peregrinos.

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